El amor es una fuente tanto de gozo desbordado como de sufrimiento implacable. Entre estos dos polos, se configuran las satisfacciones y alegrías de la vida, al igual que las preocupaciones y tristezas. A pesar de su importancia, las personas no necesariamente aprenden a amar de manera saludable. El amor nos confronta con nuestras virtudes y defectos, situándonos en un laberinto interminable.
Uno de los problemas más recurrentes en las relaciones de pareja es el fallo en la comunicación. Esta brecha inevitable entre los miembros de una relación confirma que la ilusoria completud con el otro nunca será alcanzable. Es necesario aprender a soportar esta realidad y a gestionar el vacío que se genera entre uno mismo y la pareja.
El propósito de este análisis es plantear que el fallo comunicativo proviene de la diferencia entre los individuos, y que, en lugar de pretender eliminarlo, es fundamental aceptarlo y encontrar estrategias que promuevan una convivencia pacífica en el amor. No basta con aplicar técnicas de comunicación, sino que es esencial examinar la relación en sí misma, identificar las expectativas imposibles y generar el espacio necesario para que los errores comunicativos pierdan importancia frente al entendimiento mutuo.
Al respecto planteo las siguientes preguntas, más adelante con sus respectivas respuestas.
La elección de pareja no es un acto aleatorio, sino que responde a patrones personales e incluso transgeneracionales. Es importante reflexionar sobre qué tipo de personas nos atraen y por qué. Esta reflexión permite identificar las razones inconscientes que nos llevan a elegir a alguien, ya sea por carencias, traumas o creencias aprendidas. Conocerse a uno mismo es más relevante que conocer a la pareja, ya que, sin un entendimiento claro de nuestras propias necesidades y limitaciones, la comunicación se ve entorpecida. En este sentido, la comunicación efectiva con la pareja es imposible sin una previa comunicación interna.
La idealización es una fase natural del enamoramiento y puede fortalecer la relación en cierta medida. Sin embargo, cuando se vuelve excesiva, impide ver a la persona real y genera expectativas inalcanzables. Esta distorsión puede llevar a la desilusión constante y a una comunicación basada en la frustración y la incomprensión. El problema central es que la idealización y la devaluación suelen ir de la mano. La alternativa es la integración de la ambivalencia: aceptar que una persona tiene cualidades y defectos, en lugar de colocarla en un pedestal o menospreciarla.
La relación amorosa implica sentimientos contradictorios. La idealización extrema puede llevar a la frustración, mientras que la aceptación de la ambivalencia fomenta la empatía y el entendimiento. Conocer verdaderamente a alguien implica aceptar sus defectos y virtudes, evitando el uso de la pareja como una proyección de nuestras propias necesidades.
En una relación amorosa, cada integrante mantiene su propio espacio mental. No obstante, en algunas parejas se busca absorber al otro o renunciar a la propia individualidad en favor del vínculo, generando dependencia y sometimiento mutuo. La comunicación no debe ser un dispositivo de confesiones constantes. Es importante respetar los silencios, aceptar que la pareja no tiene que compartirlo todo y evitar la fantasía de la transparencia absoluta.
Es un mecanismo de defensa en el que se proyectan en la pareja aspectos propios no aceptados. Puede llevar a situaciones como acusar al otro de actitudes o deseos que en realidad pertenecen a uno mismo. En relaciones simbióticas, este tipo de identificación se vuelve confusa, dificultando la diferenciación entre los miembros de la pareja.
Algunas estrategias clave para mejorar la comunicación en pareja incluyen:
• Expresar los sentimientos: Permitir la vulnerabilidad sin necesidad de justificar cada emoción.
La comunicación verbal no siempre es suficiente. En ocasiones, los actos de reparación pueden fortalecer el vínculo cuando las palabras no logran transmitir el mensaje necesario. Pequeñas acciones pueden ser más significativas que largas conversaciones.
La comunicación en pareja no es una herramienta mágica que resuelve todos los problemas, sino un reflejo de dinámicas preexistentes en la relación. El objetivo no es eliminar los errores comunicativos, sino aprender a manejarlos con respeto, empatía y conciencia de las diferencias individuales. Comprender la naturaleza de la comunicación amorosa implica reconocer que la plenitud absoluta es inalcanzable, pero que, a través del diálogo y el respeto mutuo, es posible construir una relación sana y satisfactoria.
Licenciado en Psicología por parte de la UAM
Actualmente está cursando la Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica en la Universidad Intercontinental
Su consulta en el ámbito privado es con adolescentes y adultos.
Es colaborador en Analizarte desde el 2024
además cuenta con experiencia profesional en la docencia, es Editor y corrector de textos en diversas instituciones privadas.
Bion, W. (1962). Aprendiendo de la experiencia. Paidós.
Cancrini, L. (2007). Océano borderline. Paidós.
Kernberg, O. (1997). Relaciones amorosas. Paidós.
Kernberg, O. (1992). Trastornos graves de la personalidad. Manual Moderno.
La salud mental no es una meta, sino un proceso.
Se trata del camino, no del destino.